Trufa: del bosque a los viveros

Un manjar que requiere condiciones muy especiales para hacerse realidad

La recolección de la trufa ha estado ligada históricamente a los cerdos, pero en la actualidad la normativa sólo permite el uso de perros adiestrados. La superficie trufera en España se sitúa en unas 7.000 hectáreas, de las que algo más de 1.000 se hallan en Soria y donde destaca Sarrión en Teruel con unas 3.000 hectáreas. Antaño toda la trufa que se recolectaba era silvestre, procedente sobre todo de encinas y robles ubicados en los montes de Álava, Navarra, parte de Castilla-La Mancha y de Castilla y León, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja y sobre todo, Aragón. Hoy se mantiene la recolección de la trufa silvestre, la trufa negra en España. Pero la realidad es que en las últimas décadas han experimentado un fuerte desarrollo las plantaciones de trufas que suponen en la actualidad el grueso de la oferta. La trufa es un hongo que crece asociado a las raíces de algunas plantas como encinas, robles, así como avellanos, castaños o almendros. Requiere suelos pobres; es fundamental que sean calizos y con un Ph superior a 7,5 puntos. Aunque las plantas se adaptan a los climas duros, la producción es mejor si dispone de agua.

Fuente: El País
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