Combustible de hidrógeno a partir de biomasa
Hidrógeno obtenido de la descomposición enzimática de la celulosa contenida en la biomasa de origen vegetal
Un grupo de enzimas es capaz de actuar sobre la celulosa de la madera o de plantas herbáceas y producir hidrógeno. Cuando el hidrógeno es combustionado, la única emisión que genera es vapor de agua, siendo esta su máxima y más importante contribución a la reducción de emisiones de CO2. Además, el hidrógeno puede alimentar motores de pila de combustible, más eficientes que los motores de combustión interna.
Un equipo de investigadores del ORNL (Oak Ridge National Laboratory, en Virgina, EEUU) y de la Universidad de Georgia asegura que, recientemente, ha sido capaz de generar gas hidrógeno de forma satisfactoria a partir de celulosa. Este combustible se obtiene, habitualmente, del almidón, por lo que Jonathan Mielenz, coordinador del Grupo de Bioconversión y Tecnología del ORNL, se siente muy esperanzado y manifiesta: Emplear celulosa en lugar de almidón para producir hidrógeno amplía las fuentes renovables para este fin, lo cual resulta muy interesante.
El gas se obtiene gracias a la combinación de 14 enzimas, una coenzima, material celulósico proveniente de materiales no comestibles y agua calentada hasta unos 32ºC, y es suficientemente limpio para alimentar una pila de combustible. Los investigadores utilizaron material celulósico procedente de astillas de madera, aunque afirman que también podría obtenerse de residuos agrícolas o cultivos como el switchgrass (Panicum virgatum). Los resultados de la investigación están publicados en la revista ChemSusChem. El estudio cuenta con el apoyo de la Air Force Office of Scientific Research, el Zhang´s DuPont Young Professor Award y el Departamento de Energía de EEUU.
El profesor asociado de Ingeniería de sistemas biológicos de la Escuela de Agricultura y Ciencias Biológicas de la Universidad Politécnica de Virginia, Percival Zhang, afirma que además de aprovechar la energía química contenida en los azúcares, el proceso transforma la energía térmica de baja temperatura en hidrógeno que contiene una energía de alta calidad. El grupo investigador asegura que el proceso presenta tres claros beneficios: el primero es que emplea una combinación inédita de enzimas; el segundo radica en que la velocidad de generación de hidrógeno es tan rápida como la de la fermentación natural. Y en tercer lugar, la energía química conseguida es mayor que la almacenada en las moléculas de azúcar.
Percival Zhang asegura que si se destinara una pequeña porción (entre el 2% y el 3%) de la producción anual de biomasa, a escala global, para obtener hidrógeno de los azúcares que contiene y se utilizara en pilas de combustible para vehículos, se daría un importante paso hacia la independencia de los combustibles fósiles.
Fuente: Boletín Expobioenergia.09
Enlace: http://www.expobioenergia.com/rdr.php?cat=132&id=566&id_alone=566&idiomaCh=
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